Si piensas que todo lo revolucionario en ciencias se hace afuera, hoy te mostramos tres desarrollos en suelo patrio que están dando que hablar sobre la innovación en Chile.
Han pasado más de dos siglos desde que el británico Edward Jenner desarrollara la primera vacuna de la historia a fines del siglo XVIII, la cual iba enfocada en generar inmunidad contra el virus responsable de innumerables pandemias desde el mundo antiguo: la viruela. Un siglo antes de que Louis Pasteur descubriera el mundo de microorganismos causantes de enfermedades, el ingenio de Jenner logró salvar a más de 500 millones de personas de la viruela, y desde entonces, nuevas vacunas han salvado a una cantidad innumerable de personas alrededor del mundo ante diversas enfermedades infectocontagiosas.
En un contexto de movimientos “anti-vacunas” (que no son nada nuevo y el mismo Jenner fue víctima de sus campañas de difamación) responsables de la vuelta de enfermedades ya erradicadas en países en desarrollo (como el sarampión, paperas y tos ferina), siempre es bueno recordarlos grandes logros de esta tecnología.
A nivel global, las vacunas permitieron erradicar la viruela a fines de los años 70s, la peste bovina en 2001, y estamos a “un pelo” de erradicar la poliomielitis, mientras que diversas enfermedades que mataban a millones de niños hace un siglo, hoy están controladas.
Aporte chileno… desde el extranjero
Como gran parte de la tecnología moderna, las vacunas han sido creadas en países desarrollados con buenos presupuestos para el área científica, pero Chile no se ha quedado atrás en aportar con nuevas vacunas. Ya el bioquímico Pablo Valenzuela saltó a la fama en 1986 cuando anunció el lanzamiento de la primera vacuna biotecnológica contra la hepatitis B, enfermedad responsable de 300 millones de muertes al año.
A diferencia de la vacuna anterior, que requería la sangre de pacientes infectados, Valenzuela creó levaduras genéticamente modificadas a las cuales les insertó los genes que expresan las proteínas de la cápsula del virus de la hepatitis B. En un proceso eficiente y seguro, logró obtener las proteínas necesarias (no infecciosas) para inducir inmunidad, y sin ningún peligro de introducir ADN viral real en la vacuna.
A pesar de que esta vacuna usada hasta el día de hoy fue desarrollada por un chileno, toda su investigación y desarrollo fue llevado a cabo en Chiron Corporation, una empresa co-fundada por Valenzuela en California, Estados Unidos. Sin embargo, actualmente ya hay vacunas en etapa experimental desarrolladas por chilenos en universidades del país.
Una vacuna chilena enfocada en los bebés
El virus respiratorio sincicial (VRS), es un patógeno de alta incidencia a nivel global. En Chile, representa alrededor del 80% de las enfermedades respiratorias durante el invierno y la mayor causa de hospitalización en niños menores de dos años.
Para entregar una solución a este problema, en 2004 un grupo de investigación liderado por el director del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia (IMII) y profesor titular de la Universidad Católica de Chile, doctor Alexis Kalergis, comenzó a desarrollar una vacuna para este peligroso virus. El enfoque se basó en una vacuna quimérica que combina el bacilo usado contra la tuberculosis (BCG), expresando además una proteína del virus VRS.
Esta pionera vacuna ya finalizó un ensayo clínico fase I en 24 adultos durante 2017, demostrando que es segura e induce respuesta inmune contra el VRS y la tuberculosis. Por su potencial, ha recibido premios nacionales, financiamiento del gobierno de Estados Unidos yreconocimiento por instituciones internacionales.Además, este año la revista The Lancet publicó una revisión sobre el virusVRS en la cual destacó a la vacuna chilena como la única de 19 vacunas candidatas a nivel global que se pueden utilizar en recién nacidos y niños pequeños.
Con patentes en Estados Unidos, la Unión Europea, China, India y otros países, Kalergis espera iniciar la fase II en 2019, dependiendo de la disponibilidad de recursos. Por otro lado, su grupo de investigación ya trabaja en un tratamiento que reduce la carga viral y la inflamación pulmonar en los pacientes infectados con el virus.
Inmunoterapia nacional que puede salvar del cáncer a la piel
El cáncer como tal es la segunda causa de muerte en Chile. Dentro de los cánceres de piel,el más agresivo y letal es el melanoma, que se inicia como una lesión pigmentada muy similar a un lunar (por eso aprovechen de consultar al dermatólogo por cualquier lunar o mancha extraña en la piel).Su incidencia ha aumentado en el país y las cifras másaltas se reportan en Antofagasta por la alta radiación solar (por eso haz caso cuandote recomiendan usar bloqueador solar factor 50+ y evita la exposición prolongada al sol).
El pilar del tratamiento para melanoma en etapas iniciales, es la cirugía, pero en etapas más avanzadas se consideran opciones de inmunoterapia, con la cual se “entrena” al sistema inmune del paciente para que pueda eliminar el tumor; un área médica tan prometedora que le significó a dos científicos el Premio Nobel de Medicina de 2018.
En Chile, el Dr. Flavio Salazar, actual subdirector de IMII y vicerrector de Investigación y Desarrollo de la Universidad de Chile, lleva casi dos décadas trabajando en el desarrollo de una vacuna contra el melanoma. Desde 2002 junto a su equipo de investigadores, comenzaron a probar células dendríticas (un tipo de célula del sistema inmune) con el fin de “educarlas” en laboratorio para atacar al tumor, y posteriormente re-inyectarlas como vacuna inmunitaria en los pacientes.
Con esta estrategiaque tuvo un costo de inversión público-privada de $5 millones de dólares (más de 3 mil millones de pesos chilenos, cifra menor comparada a desarrollos en el extranjero), nació la tecnología TAPCells, que hasta inicios de 2018 se había aplicado a más de 350 pacientes con melanoma en fase avanzada y 50 hombres con cáncer de próstata.
“De ese total, el 60% ha mostrado una respuesta inmune positiva, lo que significa que la sobrevida de aquellos con melanoma avanzado aumentó de 10 a 36 meses. Además, tenemos unos 30 pacientes que no han tenido recaída en cinco años”, afirmó Salazar en una entrevista realizada por LUN.
En batalla contra el colilargo
Probablemente en más de un verano escuchaste campañas de prevención para evitar contacto con los ratones de cola larga y sus restos (como orina y heces), por ser portadores del famoso hantavirus. Para nuestra mala suerte, la cepa del virus que se encuentra en Chile (cepa Andes) es una de las más mortales, causando problemas pulmonares, musculares, renales y una alta letalidad(que al menos ha bajado desde 60-80% en la década de 1990, a 30-40% en la actualidad).
El mayor problema, es que aún no existe una vacuna contra el virus y la única opción, es utilizar plasma autoinmune, de uso restringido al depender de muestras de sangre de pacientes que lograron sobrevivir al virus (con una capacidad innata de producir anticuerpos).
La Doctora en Microbiología, María Inés Barría, quién desarrolló anticuerpos contra el cáncer, influenza y VIH en Estados Unidos, actualmente lidera una investigación en la Universidad de Concepción que parece haber dado con la cura contra el hanta. El enfoque de Barría consistió en analizar los mejores anticuerpos que combatían el hanta en muestras de sangre de 35 sobrevivientes de Valdivia. Posteriormente, con técnicas de biología molecular, se aislaron y clonaron estos anticuerpos para probarlos en hámsteres con dosis letal de hanta. ¿Resultados?
Mientras el grupo control (al que no se le hizo nada) murió por completo, y el grupo inyectado con plasma autoinmune, tuvo algunos sobrevivientes (y no libres de secuelas), el grupo inyectado con la nueva vacuna de anticuerpos “monoclonales”, mostró un 100% de sobrevivencia.
Vale mencionar que esta vacuna serviría para prevenir o tratar la enfermedad, pero a diferencia de una vacuna tradicional (que induce al cuerpo a producir sus propios anticuerpos), esta es una vacuna profiláctica que incorpora los anticuerpos directamente al paciente y solo duran un par de semanas. Es una herramienta ideal para inmunizar a personas en zonas de riesgo, como agricultores, trabajadores forestales, guarda parques y personal del ejército.
Considerando que el 70% de los infectados son gente rural de pocos recursos, se requieren alrededor de 1000 millones de pesos para hacer un stock base de mil dosis de la nueva vacuna, y lamentablemente tras una petición de la dra. Barría al Subsecretario de Salud del gobierno anterior, no obtuvo buenos resultados.
“Yo esperaba que el Ministerio de Salud mostrara algún interés en la vacuna, ni siquiera que comprara, o invirtiera, sino solamente que se interesara. Si el Minsal no se involucra, el fármaco algún día lo va a sacar una farmacéutica y va a costar millones”, afirmó Barría en un reportaje.
La ventaja de las vacunas nacionales
Avanzar en el desarrollo de vacunas “Made in Chile” no solo potencia el factor de desarrollo tecnológico que tanto requiere el país, sino que asegura un abastecimiento para la población y puede facilitar la elaboración de productos enfocados en la realidad epidemiológica del país.
Las vacunas que se importan para Chile no han sido desarrolladas con los mismos microbios existentes aquí, por lo cual al inmunizar a nuestros niños (o adultos infectados) con cepas microbianas que no son necesariamente las mismas del país, no estamos otorgando toda la inmunidad y protección posible.
Para lograr desarrollar vacunas, desde su proceso de investigación hasta llegar al producto final, se requerirá de un gran esfuerzo del sector público y privado para solventar tanto los costos de centros nacionales de manufactura de vacunas, así como de las iniciativas de investigaciónque se ven trucadas por la falta de recursos (el caso de la vacuna contra el hanta es un claro ejemplo).
Hoy tenemos a científicos nacionales avanzando a pasos agigantados con vacunas contra el virus sincicial, hanta y algunos tipos de cáncer, ¿por qué no pensar que mañana podrían seguir con el resfrío común, la influenza, el VIH u otros tipos de cánceres? Como siempre, todo dependerá de la voluntad política, las prioridades de nuestra sociedad y la inversión del sector público-privado.