- A los 76 años falleció el físico británico que desentrañó los misterios de los agujeros negros, aportó al conocimiento del origen del Universo y se convirtió en uno de los divulgadores científicos más populares de la historia.
Joel Saavedra estaba nervioso. De visita en Cambridge, Inglaterra, junto a su familia, caminaba a reunirse nada menos que con el hombre considerado una de las mentes más brillantes de nuestros tiempos: Stephen Hawking. El astrónomo chileno, experto en agujeros negros y cosmología, había quedado a reunirse a primera hora con el destacado científico, con quien comentaría parte de su trabajo. Era el año 2012 y Saavedra llegaba con sus hijos a la oficina del físico y autor de “Breve Historia del tiempo”, una de las obras de divulgación científica más populares de la historia.
“Caminé por el campus de la Universidad de Cambridge, me iba a reunir con el físico más importante de la actualidad en todo el mundo. Yo estaba muy nervioso, pero apenas entré en su oficina el rompió el hielo. Comenzó a hacer bromas y lo primero que dijo, fue que mis hijos podían tocar lo que quisieran de su oficina, y jugar con los objetos que estaban ahí”.
Anoche, durante la madrugada, el científico británico al que muchos comparan con Albert Einstein falleció en su hogar, llevando a cuestas una enfermedad que cuando fue diagnosticada en los años 60’, tenía un pronóstico lapidario de 24 meses de vida. Pero la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), la enfermedad neurodegenerativa paralizante que lo aquejaba, no pudo con él y Stephen Hawking gozó de una larga y productiva carrera científica hasta los 76 años de edad.
Luis Chavarría, director del programa de Astronomía de CONICYT, explica que Hawking realizó importantes aportes en el estudio de los agujeros negros y acerca del origen del Universo mismo, al proponer que los efectos de la mecánica cuántica, justo después del Big Bang, permitieron que la materia se comenzara a agregar y se crearan las primeras estrellas y galaxias.
Agujeros negros
Pero sin duda uno de sus trabajos más importantes fue el de los agujeros negros. Las primeras nociones acerca de estos objetos astronómicos datan de datan del siglo XVIII, pero fue la Teoría de la Relatividad General de Einstein, publicada en 1915, la que hizo que estas regiones espaciales empezaran a ser consideradas por la comunidad científica. Hawking tomó como base los estudios de Einstein para lograr una descripción de la evolución de los agujeros negros desde la física cuántica.
Así lo explica Luis Chavarría, señalando que al comenzar Hawking su carrera en los años 60, “existían pocas nociones de lo que es un agujero negro, más allá de que se trata de objetos astronómicos tan densos, que ni siquiera la luz puede escapar de ellos. Pero en su trabajo el postuló que sí emiten radiación (la llamada radiación Hawking), vale decir, que algo sí escaparía de ellos”, dice el astrónomo de CONICYT.
La investigación de Hawking sobre los agujeros negros fue el primer paso hacia una teoría de la gravedad cuántica, que debería unificar la Relatividad General, la Teoría de la Gravitación y el Espacio Tiempo y la Mecánica Cuántica. Actualmente, las tres teorías pueden explicar distintos aspectos del Universo, pero sus piezas no terminan de encajar. Unirlas es el gran reto de la física teórica en la actualidad. “Dedicó su vida científica intentado encontrar la coherencia de estas teorías, para intentar encontrar la llamada Teoría del Todo”, explica Chavarría.
El Big Bang
Otro de los grandes aportes del científico británico, fue su contribución a la teoría del Big Bang, la gran explosión que habría dado inicio al Universo. Aunque ésta había sido desarrollada en la primera mitad del siglo XX, no era aceptada por toda la comunidad científica, pero Hawking postuló que los agujeros negros eran una suerte de “Big Bang al revés”, de manera tal que las matemáticas que había usado para describir a los agujeros negros, también podían funcionar para describir el Big Bang, comenta el astrónomo de CONICYT.
Su aporte no terminó acá, porque -incansable pese a la enfermedad que lo aquejaba-, Hawking realizó un trabajo pionero en divulgación científica. Es así que su libro “Una breve historia del tiempo”, publicado en 1988, vendió más de 10 millones de copias en todo el mundo. Luis Chavarría dice que “Ningún otro divulgador antes de él, había intentado explicar estos temas complejos de manera sencilla. Él los acercó al público general”.
Similar opinión tiene el profesor Joel Saavedra. “Era una fuente de inspiración para muchos en el mundo, especialmente niños que estudiaban o querían ser físicos porque habían leído sus libros. Y no solo eso, porque también demostró que las personas con discapacidad pueden alcanzar cualquier meta que se propongan”.
Hawking visitó Chile en dos oportunidades. La primera vez en 1997, cuando estuvo en Antártica y dio una conferencia en Estación Mapocho, uno de los viajes “más apasionantes” de su vida, según relataría más tarde el científico. La segunda visita fue en 2008, cuando llegó a nuestro país invitado por el director del Centro de Estudios Científicos de Valdivia, uno de los centros basales apoyados por CONICYT, Claudio Bunster, con motivo del cumpleaños número 60 del científico.
“En su escritorio de Cambridge tenía una foto de su visita a Chile. Tenía muy buenos recuerdos de nuestro país, me habló de su conferencia en Estación Mapocho y su viaje a la Antártica”, concluye Joel Saavedra.