El chileno Julio César Cárdenas creó un arma que se podría ser fundamental para la lucha contra el cáncer: con una toxina extraída de una rara esponja marina, ha logrado reducir en hasta 70 por ciento los tumores de maam y de próstata desarrollados por los ratones de laboratorio. Mientras afina sus experimentos en la universidad de California, hoy tiene una sola cosa en mente: darle un golpe definitivo al mayor de los males.