Chile lidera los programas de doctorados en Latinoamérica y se está transformando en un polo de atracción para estudiantes de diversos países de la región. Ciencias biológicas lleva la delantera entre las especialidades.
La primera fue la Universidad Católica. En 1935 debutó en los doctorados en Chile con Teología. Hoy, imparte 35 de estos programas en 18 facultades. Desde los años 30 hasta hoy se han graduado más de 1.700 doctores (PhD) en diferentes áreas y su más reciente programa es el de Biotecnología Vegetal, creado en 2017 en conjunto con la Universidad de Bordeaux.
Aportar en el mundo global del conocimiento mediante la investigación y la formación de capital humano avanzado es el principal objetivo que tienen en mente las universidades chilenas. De ahí que muchas de ellas estén ofreciendo no solo magíster dentro de sus mallas curriculares, sino también, y en forma creciente, doctorados que incluso están compitiendo con algunas de las academias más importantes del mundo.
Según la directora de Doctorado de la PUC, Jani Brouwer, en Chile la mayoría de los doctorados se ha desarrollado en el área de las ciencias biológicas, en química, física y matemáticas. “A nivel local tenemos más años de experiencia en el área científica, más años de acreditación, por lo tanto, se atrae a más alumnos con aquellos programas donde hay mayor experiencia, mejores laboratorios, más profesores, mientras que en el área de las ciencias sociales, la mayoría aún prefiere hacer un doctorado afuera. Eso es porque si bien algunas universidades tienen trayectoria, hay más oferta en el exterior versus la oferta y calidad incipiente en nuestro país”, explica.
Sin embargo, agrega que hay un muy buen nivel y que ya no es necesario ir al extranjero para hacer un doctorado.
Tanto así que Chile lidera los programas de doctorados en Latinoamérica y cada vez acceden más alumnos desde países de la región. De hecho, de los 1.151 alumnos vigentes que existen actualmente en la PUC, 320 provienen de 39 países diferentes (casi el 30%). Del total de extranjeros, 287 corresponden a latinoamericanos: Colombia (97), Venezuela (36), Ecuador (36) y Brasil (19).
Lo mismo opina la directora de Investigación y Doctorado de la Universidad del Desarrollo, UDD, Denise Saint Jean. Sostiene que las universidades chilenas están muy bien consideradas en la región, lo cual, junto con la beca completa que ofrece esa casa de estudio, atrae a estudiantes latinoamericanos.
En su evaluación coincide con que en Chile se ha desarrollado el doctorado en biología principalmente. “Si se ven las tablas de OCDE nos hemos enfocado más en Ciencias Biológicas, Ciencias de la Ingeniería, Química y en las Ciencias Sociales en Educación. De hecho, de todos los doctorados con beca Conicyt, el mayor porcentaje corresponde a Medicina. Ha sido bueno que a nivel local nos hayamos especializado en este nicho porque hay muchas publicaciones, avances y recursos para seguir posicionando a Chile en investigación a nivel mundial”, dice.
Esta casa de estudios comenzó a impartir doctorados en 2014 y ya ofrecen cuatro: Doctorado en Ciencias e Innovación en Medicina, Ciencias del Desarrollo y Psicopatología, en Economía de Negocios y en Ciencias de la Complejidad Social.
Referentes en economía
En el caso de la Universidad de Chile, el director de la Escuela Postgrado FEN, Mauricio Jara, indica que imparten el Doctorado en Economía desde el año 2000, “el cual es un referente regional dirigido a economistas, ingenieros industriales o graduados de áreas afines a la economía que tengan claros intereses académicos y habilidades de investigación. Es así como en los últimos tres años, nuestros egresados han sido contratados en instituciones como el Banco Central de Chile, el Banco Interamericano del Desarrollo (BID), ministerios y bancos e instituciones financieras”.
Asimismo, en 2016, esa casa de estudios lanzó el Doctorado en Administración de Negocios con el objetivo de formar investigadores y académicos que contribuyan a la creación de nuevo conocimiento. “En ambos casos, los programas son reconocidos en Chile y en la región, dado el prestigio y posicionamiento de la Universidad de Chile y la Facultad de Economía y Negocios”, enfatiza Jara.
En el caso de la Universidad de los Andes, ofrece seis doctorados en las áreas de Derecho, Filosofía, Historia y Comunicación. “A partir de 2002 comenzamos con la Facultad de Derecho. En 2010 se abre un programa de Biomedicina y posteriormente en 2012, en el área de las Humanidades, los programas de Filosofía e Historia. Finalmente, entre 2016 y 2017 se crean los programas de Comunicación y Ciencias de la Ingeniería, respectivamente”, afirma María Isabel Jottar, directora de Postgrados y Postítulos de la Universidad de los Andes.
Agrega que estos programas están en etapa de consolidación y otros en desarrollo inicial, “de modo que, a la fecha, no se han convertido en una instancia programática que pueda competir con universidades extranjeras de prestigio. Sin perjuicio de que, al momento de crearlo, se considera tal competencia para efectos de evaluar la pertinencia del programa”.
La UAI también ha innovado en su oferta de doctorados. Actualmente imparten cinco: Ingeniería de Sistemas Complejos, de la Facultad de Ingeniería y Ciencias; Management y un doctorado en Finanzas de la Escuela de Negocios; Ingeniería Industrial y Operaciones; en Procesos e Instituciones Políticas, dictados por la Escuela de Gobierno, y el próximo año comenzarán a ofrecer el doctorado en Neurociencias de la Escuela de Psicología.
Soledad Arellano, vicerrectora académica de la UAI, afirma que la competencia con universidades extranjeras es fuerte. “Por un lado, el postulante chileno usualmente prefiere salir fuera de Chile (Estados Unidos y Europa). En el caso de los extranjeros, competimos principalmente con universidades latinoamericanas y de EE.UU. Las principales variables de decisión son el prestigio del programa y el financiamiento. También es relevante la diferenciación del programa, por ejemplo, no hay otro doctorado en Finanzas en la región”, explica.
Valor para el país
En general, un doctorado tiene una extensión de cuatro años, u ocho semestres, más seis meses adicionales para la realización de la tesis. Pero según Jani Brouwer, de la PUC, el promedio real de estudio son aproximadamente cinco años y medio. “Los doctorados deberían ser de dedicación exclusiva, pero en la práctica muchos alumnos además trabajan, pese a tener beca que entrega Conicyt y las mismas universidades por cuatro años. Nosotros como universidad estamos tratando de acortar los tiempos de graduación”, dice.
El valor de un doctorado en las diferentes universidades chilenas depende del área de estudio y fluctúa, entre los 2,5 millones de pesos hasta más de 20 millones de pesos.
De acuerdo a cifras de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt), a junio de este año postularon a Becas Chile (para iniciar o continuar estudios para la obtención del grado académico de doctor en instituciones de excelencia en el exterior) 683 postulantes, de los cuales 45,4% fueron mujeres y 54,6%, hombres. Mientras que en el concurso de Doctorado Nacional (que apoya los estudios de doctorado impartidos por universidades chilenas por un plazo máximo de cuatro años), a enero de este año los postulantes totalizaban 2.157, de los cuales un 41,9% fueron mujeres y un 58,1%, hombres.
Brouwer sostiene que para obtener el grado de doctor, en el caso de la UC, se requiere haber realizado una publicación del más alto estándar, junto con pasantías en el exterior. “Hay una correlación entre el número de doctorados con la investigación y desarrollo de un país. En Chile estamos muy bajos en cuanto al número de PhD, por lo que tenemos que incrementar los graduados con el título de doctor (por millón de habitantes) para avanzar como país desarrollado”, dice.
Y agrega: “Si hay más investigadores con doctorado, se pueden buscar soluciones y trabajar en conjunto con investigadores de otros países, lo cual permite una mayor participación en el mundo global del conocimiento”, dice Brouwer.
Una opinión similar tiene Denise Saint Jean, de la UDD. Afirma que los profesionales deciden hacer un doctorado porque les interesa la investigación, poder identificar fenómenos sociales complejos y resolver problemas de la sociedad.