Alumnos del Curso “El Medicamento y su Evolución”, de la profesora Olosmira Correa, académica del Departamento de Ciencias y Tecnología Farmacéuticas, visitó el lunes 17 de octubre nuestro Museo de Química y Farmacia “Profesor César Leyton” ubicado dependencias del Colegio de Químicos Farmacéuticos.
Esta visita es parte del programa del curso, que contempla en total 3 idas a este emblemático espacio cultural, que guarda la historia más valiosa de nuestra Facultad.
De acuerdo a lo que señaló la profesora Olosmira Correa, los alumnos pertenecen al segundo semestre de la carrera de Química y Farmacia que tiene un total de 160 estudiantes de los cuales 54 fueron parte de esta experiencia.
Los profesores Edda Costa y Felipe Oyarzún estuvieron junto a la profesora Correa y los estudiantes del curso.
Aquí una galería fotográfica de la actividad!!!!!!!
Reseña del Museo de Farmacia Prof. César Leyton Caravagno
Patrimonio de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas
Universidad de Chile
Ubicación: Calle Merced 50 Santiago (frente a la fuente Alemana del Parque Forestal)
En el edificio ubicado en calle Merced 50, se encuentra el Museo de Farmacia que lleva el nombre de su fundador Prof. César Leyton Caravagno.
Al bajar la escalera que conduce al sótano, en donde se encuentra el Museo, se puede leer una placa mural con la frase siguiente:
“No se puede poseer integralmente una ciencia mientras no se conozca la historia de su desarrollo” (Charles Green Custom).
El visitante podrá observar grandes cuadros redondos, uno de ellos corresponde al químico y bacteriólogo Luis Pasteur y otros cinco famosos médicos extranjeros y chilenos, debidamente identificados.
A la entrada, colgando desde el techo, luce un antiguo farol de grandes dimensiones con el nombre de “Farmacia Inglesa”.
El sótano mismo, está dividido en 4 salas separadas por arcos, que corresponden a las diferentes áreas que se explican en el panel mural situado justo frente a la entrada principal.
En un panel, se deja constancia que el Museo es patrimonio de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la universidad de Chile, siendo cedido el local por el Colegio de Químicos Farmacéuticos y Bioquímicos (AG) en forma gratuita y en comodato.
El Museo fue fundado por el Prof. César Leyton C. en el año 1951, quien recolectaba piezas de interés, recorriendo el país de norte a sur, visitando farmacias en lugares muy lejanos comprando objetos que pagaba con su propio peculio. Este funcionó por años en la Sede de la Facultad Vicuña Mackenna 20.
En el aspecto histórico-decorativo, tal vez lo primero que llama la atención del visitante, son los recipientes de arte cerámico-farmacéutico, pues desde el inicio de la industria de la cerámica, ésta fue utilizada para la fabricación de esas maravillosas vasijas o “botes”, destinados a conservar las drogas más valiosas de la terapéutica antigua. Al calificarlas como verdaderas reliquias de la Edad de Oro de la Farmacia, el farmacéutico cubano Dr. H. Zayas-Bazán, hace diferencias entre “alberolos” (cilindros de boca ancha y cuello corto), “botijos” (de vientre abultado) y “jarrones” (de forma ovoide).
Estos diferentes tipos de vasijas están expuestos en el Museo y entre estas tres interesantes piezas, se encuentran 2 “Ojos del Boticario” verde y rojo que indican la eficacia de un tónico.
En el hall central mayor se expone un grupo de 13 morteros, metálicos y de cerámica, de diferentes tamaños, que son considerados con símbolo del arte farmacéutico. Son recipientes a modo de vasos que sirven para machacar con su “mango” “pistilo” o “mano”, drogas, semillas, especias, etc. Actualmente, se usan para mezclar, triturar y homogeneizar diferentes productos.
Siguiendo el recorrido, el visitante puede observar varios anaqueles murales, donde se exponen medicamentos antiguos de distinta índole. Se puede apreciar un pequeño “barril”, en el cual el Sr. Leyton maceraba las flores de lavándula para preparar la colonia que se regalaba durante la celebración de la simpática “Fiesta de la Lavándula” y otro cuero con el que exportaba yodo de las oficinas salitreras.
En otro costado del hall central se ubican varios equipos de dimensiones mayores como dos autoclaves, un percolador metálico y un vaporizador de formalina.
En la sala siguiente se encuentran aparatos de arte farmacéutico que tienen un carácter histórico: el “pildorero”, destinado a dividir la masa hecha de principios activos y excipientes, para darle formas farmacéuticas sólidas y esferoides, llamadas píldoras y por otra parte, diversos modelos de “oblearios” que se usaban para dosificar mediante obleas huecas, los medicamentos en polvo y varios aparatos para la fabricación de supositorios.
En una pequeña esquina de este hall, está ubicado un anaquel que expone unos objetos del arte farmacéutico indígena: el “machi” de la cultura mapuche, curandero de oficio, a la vez mago y una especie de sacerdote que conocía muchas plantas medicinales, practicaba la sangría y aún la cirugía.
En otra sala destinada a la química, se encuentran ejemplares de “retortas” vasijas de cuello largo y encorvado, tanto de vidrio como de cerámica, que se consideran como símbolo de la química.
Se destaca además, una colección de diferentes modelos de “mecheros a gas”, ideados por el químico Robert W. Bunsen en 1855. Completan esta sección, baños de agua, calefactores, hornos y estufas de diversos sistemas y dimensiones.
La sala dedicada a las balanzas, muestra modelos de varias formas y tamaños. El arte de pesar, tuvo probablemente su origen, en el arte de contrapesar en las manos, un objeto con otro.
El concepto de balanzas procede de Egipto en tanto la palabra proviene del latín “bilanx” (igual platillo). Las primeras tenían un solo platillo. Su desarrollo posterior a la “balanza de precisión” y la de “torsión”, se inició en Europa.
En el centro de esta sala se encuentra la batidora y una mezcladora y afinadora de pomadas, que se usaron al inicio del desarrollo de una farmacia industrial de nuestro país.
Se aprecia en esta misma sala un gran número de dispositivos, aparatos e instrumentos que se han utilizado en tres campos en los cuales el químico farmacéutico chileno fue pionero: análisis general, análisis de alimentos y bebidas y análisis toxicológicos.
Separado por un arco respectivo se ubica, “La Oficina” en donde se encuentran dos sillones pertenecientes a los Profesores Federico Johow y Carlos Ghigliotto y al centro el mesón que perteneció al Prof. Francisco Servat, sobre el cual se exponen tres pequeños morteros y una máquina de escribir antigua.
Al frente se ubica un estante con una colección de libros antiguos y tres Farmacopeas chilenas.
En unos de sus muros se encuentra una serie de retratos dibujados a mano de los primeros profesores de la Facultad. Aparece además, el Diploma del “Protomédico” del Estado” extendido por el Decano de la Facultad de Medicina, al Sr. Rafael Gallardo Rojas y una fotografía del directorio de la Sociedad Farmacéutica de Chile (1924-1925) predecesora de la “Asociación” y posterior Colegio Farmacéuticos de Chile.
Una pequeña salita, muestra especialmente fotografías de la Farmacia en el extranjero. Sobre la entrada se exhibe un cuadro de una antigua farmacia de hospital, a un costado una foto del Museo de Farmacia de Madrid y el cuadro del “Alquimista” cuyo pintor Spiftweg, se inició estudiando farmacia.
Debe resaltarse los tres paneles murales que se ubican en las paredes de la primera sala fotografiados del mural de la Farmacia Maluje de Concepción, que versa sobre la farmacia de los aborígenes de la época comprendida entre 1930-1050. En el más grande de todos se destaca la figura en delantal blanco del escritor y profesor de Farmacia, don Daniel Belmar.
En este mismo sitio se ubica un mueble con 17 bandejas que guardan bajo vidrio, documentos, como el de la Sociedad de Estudiantes de farmacia del siglo antepasado, diplomas, semblanzas de distinguidos profesores y fotografías varias.
Bajando por una escalera ubicada a la izquierda de la entrada se encuentra la “Biblioteca” que conserva libros, revistas y memorias de título, que se relacionan con el pasado de las ciencias químicas y farmacéuticas.
En una estantería debidamente protegida se encuentra una valiosa literatura en francés; el “Journal de Pharmacie et Chemie” desde su primera publicación 1815-1939, el “Bulletin de la Societá Chemique de Paris/Francia 1871-1919; el “Bulletin des Sciences Pharmacologiques de 1919-1937. Además Farmacopeas de varios países y la colección de la revista “La Farmacia Chilena” 1927-1954.
Observación:
Modesto en su extensión, en comparación con museos extranjeros como el de la Facultad de Farmacia de Madrid, y aquel instalado en el sótano de la ruinas del castillo de Heidelberg, se le ha calificado como una “pequeña joya”, tanto por su contenido como por la forma como se encuentra instalado.
Esto gracias a la iniciativa del Prof. Dr. Hermann Schmidt-Hebbel quien en 1997 hizo posible su traslado desde Vicuña Mackenna 20, al lugar en donde hoy se encuentra, abierto para todos los interesados en visitarlo.
Distinguido por la Sub-dirección Nacional de Museos DIBAM (Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos).
Documento preparado originalmente por el Prof. Dr. Schmidt-Hebbel y actualizado por la Prof. Irma Pennacchiotti, (2010).