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SEÑOR DIRECTOR

La inundación causada por el huracán Harvey elevó los niveles de agua en partes de Houston, una de las ciudades más grandes de EE.UU., como para cubrir completamente autos y buena parte de sus casas. Desde la fundación de la ciudad se han estado drenando los humedales para pavimentarlos y en los últimos 20 años se ha disminuido en un 70% el área de los humedales del río White Oak Bayou, de acuerdo a un estudio reciente.

Lamentablemente, se ha favorecido el crecimiento a expensas del ambiente y se ha marginado a la ciencia y al sentido común. Según los expertos, los humedales desaparecidos no habrían prevenido la inundación, pero la habrían hecho menos desastrosa.

La administración de Obama aumentó el número de humedales protegidos (Clean Water Act); sin embargo, la de Trump anunció que revocaría esta decisión. El costo del huracán Harvey va en aumento; las cifras entregadas superan los 60 mil millones de dólares -el presupuesto 2017 de nuestra nación- y se estima que llegará a 160 mil millones, el 0,8% del PIB de EE. UU.

Por cierto que lo peor sería el consuelo de comparar esos desastres con los ocurridos en nuestro país por permitir, por ejemplo, la construcción de viviendas en zonas inundables cercanas a los ríos y quebradas, favoreciendo los proyectos inmobiliarios. Pero es hora de que se cumplan las normas y que no ignoremos el conocimiento que los investigadores nos entregan para tomar nuestras decisiones.

Jorge Babul C.

La Tercera

9 septiembre 2017

http://www.latercera.com/noticia/catastrofes-y-ciudad/