Para este investigador, el virus de la inmunodeficiencia adquirida es un poco como el gran mago Harry Houdini: su genoma viral de RNA, una vez que es utilizado como mensajero para la traducción de proteínas, en vez de ser degradado luego de cumplir su vida útil -como pasa normalmente en cualquier célula-, elude este mecanismo y se encapsida en una estructura proteica para poder seguir generando su partículas infecciosas o viriones.