Descubrir una nueva especie no es tarea fácil, y lograrlo con una nueva especie de mamífero en nuestro país, es algo aún más complejo. Sin embargo, y como una prueba más de la alta calidad y excelencia de nuestros científicos, esta ha sido una tarea posible. En este aspecto, diversos ejercicios de observación, seguimiento y análisis acompañan este desafío de la ecología y la biodiversidad, el cual permite, entre otras cosas, comprender cómo es el ciclo de los seres vivos en determinados sectores de Chile.
En específico, y como resultado de variados trabajos que formaban parte de una serie de proyectos de investigación en el sector de la Patagonia chilena, diversos investigadores, entre ellos el Dr. Eduardo Palma, miembro de la Sociedad de Biología de Chile, poseían hace algún tiempo, antecedentes que mostraban la existencia de una nueva especie de roedor colilargo en las denominadas Islas Patagónicas, el cual contaba con un grupo de cromosomas diferentes al que se encuentra la especie hermana en el territorio continental. El conocido Oligoryzomys longicaudatus.
“Antecedentes, se habían logrado hace años por otros investigadores, parte de un estudio diferente al nuestro. En ese sentido, rescatamos dicho aporte, y comenzamos la investigación partiendo de la premisa de que si hay un roedor –en este caso del género Oligoryzomys– que posea un número distinto de cromosomas del que se conoce, conformaría inmediatamente una nueva especie (ya que la mayoría de las especies del género Oligoryzomys tienen diferente número de cromosomas). Este fue un planteamiento muy interesante y desafiante”, indica el Dr. Eduardo Palma.
El Oligoryzomys
El afamado roedor colilargo tiene una extensa distribución en nuestro país, la cual va desde Copiapó, en el norte, hasta el sur por Magallanes y parte de Argentina. En ese sentido, el equipo del Dr. Palma, al tener conocimientos de una posible nueva especie –y como parte de un estudio que estaban desarrollando en la Patagonia– se dirigieron a las islas donde se habían reportado hallazgos de este “nuevo familiar” del Oligoryzomys longicaudatus. “Fue a principios del 2008 que viajamos a estas islas y conseguimos roedores que habitaban en dos de ellas, específicamente, las islas Harrison y Capitán Aracena, territorios que están en el Estrecho de Magallanes frente al Cabo Froward, la región más austral del continente, al sur de Punta Arenas”, acota el Dr. Palma.
Los investigadores visitaron el lugar, muestreando in situ la, hasta entonces, posible nueva especie. Esto les permitió encontrar varios individuos del tipo Oligoryzomys, sin embargo, lo que les llamó profundamente la atención, fue el tamaño corporal de los animales encontrados, el cual era mayor al del colilargo continental, que en promedio pesa alrededor de 30 gramos, versus los 70 gramos que llegaron a pesar algunos de los roedores muestreados en las islas.
“Una vez conseguida la muestra, realizamos diversos análisis genéticos en el laboratorio, que desencadenaron la conclusión de que estos individuos tenían un cariotipo diferente a la especie que vive en el continente. Eso a su vez, nos llevó a realizar diversos análisis, indagando, por ejemplo, en la morfología del cráneo, ya que hay una serie de medidas y proporciones de los roedores que te permiten identificar distintas especies a partir del análisis craneológico. Bajo este escenario, analizamos los datos con programas estadísticos y evaluamos si hay diferencias entre los individuos de estas islas con los de la parte continental del sur de Chile y del norte. Finalmente, los resultados arrojaron que la morfología era distinta. Además, secuenciamos parte del DNA de la mitocondria e hicimos los análisis filogenéticos correspondientes, los que arrojaron diferencias con la forma del Oligoryzomys continental”, explica el académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile. De esta manera, los científicos reclutaron evidencias genéticas, moleculares y morfológicas, que les permitieron concluir que era una especie diferente. Surge así la evidencia del Oligoryzomys yatesi. Este trabajo fue publicado recientemente siendo su co-autor el Dr. Enrique Rodríguez Serrano académico del Departamento de Zoología de la Universidad de Concepción.
“Fue bien mediático el descubrimiento, ya que es otra especie de este roedor, que es bastante conocido en nuestro país, principalmente por el virus hanta. Sin embargo, desde el punto de vista ecológico, el descubrir una segunda especie para Chile es un hallazgo muy importante, ya que nuestro país no se caracteriza por tener una alta diversidad de mamíferos terrestres. Encontrar una especie nueva en estos parajes es un gran aporte para nuestro conocimiento sobre biodiversidad y también puede tener importantes implicaciones epidemiológicas, ya que viven en lugares donde no hay humanos”, explica el académico.
La fragmentación geográfica del sur de Chile: Un factor a considerar
En palabras del Dr. Palma, la alta fragmentación continental que existe en la parte sur austral de nuestro país, podría contribuir a la aparición de nuevas especies. En relación con este aspecto, el académico acota: “El extremo austral de Sudamérica es característico por su alta cantidad de islas y fiordos, producto de las últimas glaciaciones del Pleistoceno y períodos interglaciares. Esto constituye una de las hipótesis más plausibles para la explicación del porqué tantas islas, fiordos y canales. En estos lugares, uno podría encontrar especies diferentes de las continentales; son formas que han quedado aisladas y eso puede ser una de las gatillantes de la especiación. En el fondo, el aislamiento geográfico provee una explicación al hallazgo de una especie distinta”.
En ese sentido, el académico deja en claro que no es muy habitual reconocer especies nuevas en Chile, dada nuestra situación geográfica de aislamiento. “Chile es una isla geográfica, y esa es una de las razones para la baja diversidad en mamíferos. Sin embargo, existen formas endémicas, y para otros grupos de especies un alto endemismo. Ese es el marco en el cual encontramos esta especie nueva (Oligoryzomys yatesi)”, agrega. La naturaleza geográfica fragmentada de la parte austral de Chile puede ser más propicia para la existencia de nuevas formas de vida.
Todas estas averiguaciones y descubrimientos de nuevas especies son parte de la red de estudios que el equipo del Dr. Palma y otros investigadores de la Universidad de Concepción, han estado llevando a cabo su trabajo en terreno en la Patagonia chilena. En ese sentido, el cuerpo de científicos va una vez al año a la zona, de hecho, actualmente están evaluando la denominada “regla de islas”, la que de alguna manera se probó con el hallazgo de esta nueva especie.
Esta regla establece que, los mamíferos grandes que están en el continente, al colonizar una isla, disminuyen su tamaño corporal, y de manera contraria, los mamíferos pequeños que están en el continente, al colonizar, aumentan su tamaño. “Una de las hipótesis que rodea la regla de islas es que sea producto de una liberación ecológica, generada por la ausencia de competencia y/o depredación. Entonces, eso nos llamó la atención y presentamos un nuevo proyecto que estamos evaluando, sin descartar evidencias de encontrar nuevas especies”, finaliza el Dr. Eduardo Palma.
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Periodista: Patricio Grunert Alarcón. ®
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