¿Qué estamos esperando para salir de este marasmo? Como se dice corrientemente, ni en épocas de vacas gordas ni en las de flacas el porcentaje del PIB que dedicamos a la inversión en estas materias ha variado significativamente y seguimos en el último lugar en la lista de los países miembros de la OCDE (0,37%)
El martes recién pasado la Comisión de Desafíos del Futuro, Ciencia, Tecnología e Innovación del Senado, realizó un análisis de los recursos destinados a la ciencia en el Proyecto de Ley de Presupuesto 2019. Fuera de los senadores miembros, participaron vicerrectores de investigación de varias universidades y científicos invitados. Fue penoso escuchar la discusión y los lamentos generalizados sobre el desinterés de todos los gobiernos por apoyar la generación de conocimiento en el país; son décadas de estancamiento en aspectos en los que existe consenso respecto a su importancia para nuestro desarrollo y bienestar.
¿Qué estamos esperando para salir de este marasmo? Como se dice corrientemente, ni en épocas de vacas gordas ni en las de flacas el porcentaje del PIB que dedicamos a la inversión en estas materias ha variado significativamente y seguimos en el último lugar en la lista de los países miembros de la OCDE (0,37%).
“Nuestro Presidente Piñera ha sido muy enfático al respecto. Más o menos en esta misma época (El Mercurio, 29 junio, 2014), al comienzo del segundo periodo de la Presidenta Bachelet, nos preguntó ¿en qué país queremos vivir? Su respuesta fue enfática en relación a la nueva sociedad del conocimiento, la que es generosa con los países que quieren asumirla. El fortalecimiento de la inversión en ciencia y tecnología fue uno de sus cinco pilares para el desarrollo. En una segunda oportunidad, Mensaje Presidencial de junio pasado, expresó que “es hora de subirnos sobre hombros de gigantes” y ver más allá y hacernos la misma pregunta sobre el país en qué queremos vivir.”
Nuestro Presidente Piñera ha sido muy enfático al respecto. Más o menos en esta misma época (El Mercurio, 29 junio, 2014), al comienzo del segundo periodo de la Presidenta Bachelet, nos preguntó ¿en qué país queremos vivir? Su respuesta fue enfática en relación a la nueva sociedad del conocimiento, la que es generosa con los países que quieren asumirla. El fortalecimiento de la inversión en ciencia y tecnología fue uno de sus cinco pilares para el desarrollo. En una segunda oportunidad, Mensaje Presidencial de junio pasado, expresó que “es hora de subirnos sobre hombros de gigantes” y ver más allá y hacernos la misma pregunta sobre el país en qué queremos vivir.
Las últimas cifras disponibles (2016, Ministerio de Economía), indican que las empresas contribuyen con un 36% al financiamiento I+D, lo que equivale al 0,13% de nuestro PIB, comparado con el 1,5% del promedio OCDE, doce veces menor. Esto muestra que las empresas deben cumplir una parte importante para resolver el problema que nos aqueja.
La ciencia no es de los temas que más interesen a la ciudadanía, sin embargo es un resultado de la sociedad y para la sociedad. Si queremos tener el derecho a imaginar y vivir un mundo mejor, claramente tenemos que invertir en él, pero es una tarea de todos.