Es uno de los rompecabezas de la pandemia: la mayoría de las personas infectadas por el SARS-CoV-2 nunca se sienten enfermas, mientras que otras desarrollan síntomas graves o incluso terminan en una unidad de cuidados intensivos aferrándose a la vida. La edad y las condiciones preexistentes, como la obesidad, explican gran parte de la disparidad. Pero los genetistas se han apresurado a ver si el ADN de una persona también explica por qué algunos se ven afectados por el coronavirus, y han descubierto pistas tentadoras.