La Academia Chilena de Ciencias incorpora a la Dra. Rosalba Lagos Mónaco como Miembro Correspondiente
El Presidente de la Academia Chilena de Ciencias, Dr. Juan A. Asenjo comunicó en Sesión Pública la incorporación de la profesora Rosalba Lagos Mónaco como Miembro Correspondiente de esta prestigiosa Institución. El discurso de presentación estuvo a cargo de la académica Dra. María Cecilia Hidalgo.
Doctora en Ciencias, con mención en Biología y Profesora Titular de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, la investigadora Rosalba Lagos Mónaco, fue nombrada Miembro Correspondiente de la Academia Chilena de Ciencias el pasado 21 de octubre del año en curso. El Profesor Juan A. Asenjo, Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas (2004), manifestó que la Dra. Lagos cumple ampliamente los requisitos que estipula el reglamento de la Corporación para ser elegido Miembro, es decir, ser una científica activa, de reconocido prestigio, confiable y mayor de 35 años.
La Dra. María Cecilia Hidalgo, Miembro de Número de la Academia Chilena de Ciencia y Premio Nacional de Ciencias Naturales (2006), realizó la presentación curricular de la nueva integrante. Destacó entre sus logros académicos, la fundación en 1987 del Doctorado en Microbiología impartido conjuntamente entre la Universidad de Chile y la Universidad de Santiago de Chile así como la creación del Doctorado en Biotecnología Molecular de la Universidad de Chile. Entre otros aspectos destacó su participación en sociedades científicas tanto a nivel nacional, como Presidenta de la Sociedad de Biología en el período 2013-2014, y a nivel internacional como Vice-presidenta de la división de Bacteriología y Microbiología Aplicada de la International Union of Microbiological Societies (IUMS) por el período 2014-2017.
En el discurso de incorporación titulado “Lucha ancestral entre bacterias: sus armas, una solución terapéutica para el siglo XXI”, la profesora Lagos explicó sus investigaciones en torno a una proteína producida por bacterias, con efecto antibacteriano sobre otras bacterias. La producción de compuestos proteicos conocidos como bacteriocinas podría tener una significancia ecológica, puesto que promovería el equilibrio de la diversidad bacteriana. Este concepto hoy en día está especialmente tomado en consideración en el desarrollo de nuevos antibióticos bacterianos, que sean específicos para un determinado microorganismos patógeno, de modo de no eliminar las bacterias no patógenas. Hay una corriente de investigación que plantea que matar todas las bacterias produce un desequilibrio en el microbioma, lo cual se asocia con enfermedades como diabetes, obesidad, asma, alergia, e inflamación intestinal.
La Dra. Lagos ha dedicado gran parte de su carrera investigadora a descubrir las propiedades de la microcina E492, una bacteriocina que forma poros en la membrana citoplasmática. Desde el punto de vista biotecnológico, uno de los hallazgos prometedores es la estrategia denominada caballo de Troya. La microcina se introduce en la bacteria a través de unos receptores que ésta usa para captar el hierro, un elemento indispensable para el crecimiento bacteriano, pero lo realmente entra es una molécula tóxica que causará su muerte. Una de las potenciales aplicaciones de identificar una parte de la molécula de la microcina reconocida por estos receptores es que se puede adicionar, mediante ingeniería genética, otro compuesto para que tenga una propiedad tóxica. “Se puede inventar un antibiótico para un determinado patógeno al conocer los receptores y optimizando el mecanismo de acción”, explica la investigadora. Otro uso potencial es desarrollar células que se las pueda usar como probiótico.
La Dra. Lagos ha investigado otro aspecto interesante de la proteína microcina E492, que es la capacidad de producir fibras amiloides, cuyas propiedades estructurales son semejantes a las que se producen en enfermedades como Alzheimer y Parkinson. En las bacterias, la producción de amiloides parece tener una función diferente a lo que ocurre en las patologías recién mencionadas, puesto que estas fibras podrían servirle para adherirse en ciertos ambientes. En el caso de microcina E492, la formación de amiloides le sirve para inactivar a la proteína, como una manera de regular su capacidad tóxica.
Por último, además de la propiedad antimicrobiana, la microcina E492 tiene una actividad sobre células malignas. “Hace un tiempo hicimos un estudio en que demostramos que inducía apoptosis, lo que se conoce como muerte celular programada”, puntualizó la profesora. Este hallazgo es clave en terapias contra cáncer porque si se tuviese que escoger la forma de eliminar células cancerígenas sería a través de apoptosis, puesto que es la muerte natural y no produce respuesta inflamatoria.
Fuente: www.academiadeciencias.cl/incorporacion-de-la-profesora-rosalba-lagos