Esta científica y académica de la Octava Región se formó en escuelas públicas y se convirtió en una eminencia en el campo de la cristalografía.
Nacida en Talcahuano e hija de un matrimonio de profesores, Hilda Cid llegó a estudiar a uno de los centros académicos más importantes del mundo. Su compromiso con las ciencias la llevaron a perfeccionarse en Estados Unidos: en 1964, Hilda Cid -casada y madre de tres hijos- fue la primera chilena en obtener un doctorado en Ciencias Exactas en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), en Boston.
Hilda recorrió un largo camino. Estudió en las escuelas N°7 y N°8 en Talcahuano y completó sus estudios en el Liceo Fiscal en la misma ciudad. En 1951 entró a la Universidad de Concepción, donde fue la mejor de su generación y más tarde se trasladó a Santiago para continuar sus estudios. A fines de los 50 se recibió como profesora de Física y Matemáticas en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile y tres años después, junto a Isabel Garaycochea, publicó el primer paper en su área firmado por dos mujeres.
Tras su doctorado en Boston, Hilda regresó a Chile y formó un equipo de académicos e investigadores para trabajar en el campo de la cristalografía, un área novedosa y poco explorada. Y tiempo después partió a la Universidad Austral en Valdivia, donde comenzó a trabajar en el campo de la Biofísica.
“Hilda Cid es un ser humano poco común. Una gran científica; una gran científica sudamericana; una persona socialmente comprometida”, decía de ella el académico de la Universidad de Chile Gonzalo Gutiérrez en el artículo “Hilda Cid: physicist, crystallographer, structural Biologist”.
En 1974, la carrera de Hilda en Chile se vio interrumpida. Junto a su marido, entonces decano de la Facultad de Ciencias en Valdivia, fue exonerada de la Universidad, y partieron al exilio a Suecia. Allí, Hilda se incorporó al Laboratorio de Proteínas de Wallenberg de la Universidad de Uppsala, hasta que en 1979 regresó al país. Su hijo mayor, Rodrigo Dresdner, recuerda:
– A pesar de su postura política fue recontratada por sus méritos académicos, en la Universidad de Concepción. Allí siempre fue respetada y admirada, tanto por sus pergaminos académicos así como por su actitud con los valores democráticos.
Hoy, Hilda Cid tiene 84 años. Su hijo mayor resume parte de su legado: “Sin proponérselo, demostró que las mujeres son tanto o más capaces que los hombres de desempeñarse con éxito en campos en la alta investigación científica”. *