- Cada uno de los investigadores recibirá US$650.000
- Programa de apoyo económico es dirigido por el Instituto Howard Hughes y otras tres entidades. Son 41 beneficiados en todo el mundo. No hay otros sudamericanos.
Tres científicos chilenos obtuvieron el galardón internacional Early Career Award, que otorgan la Fundación Bill y Melinda Gates, junto con Wellcome Trust y Calouste Gulbenkian, todas bajo el alero del Howard Hughes Medical Institute. El reconocimiento, para investigadores cuya temprana carrera promueve el avance de la ciencia a nivel mundial, fue para Fabiola Osorio, Carlos Blondel y Luis Larrondo. Tres únicos sudamericanos, en una lista de 41 ganadores, quienes recibirán 650.000 dólares (unos 432 millones de pesos) cada uno.
Para obtener este reconocimiento tuvieron que recorrer un largo y esforzado camino.
Primero propusieron al Instituto Médico Howard Hughes, de forma escrita y durante junio pasado, un proyecto científico junto con su visión para investigarlo. Participaron más de 1.400 científicos y se escogieron 75 propuestas. Después, en marzo pasado, y en la fundación Wellcome Trust, de Londres, los preseleccionados realizaron una presentación de sus proyectos. Cada científico contó con sólo tres minutos para realizar una exposición con diapositivas. El jurado estuvo compuesto de una mesa de 15 científicos, de las entidades que otorgan el Early Career Award , quienes finalmente seleccionaron 41 propuestas.
El reconocimiento era exclusivamente para quienes estuvieron en Estados Unidos, Inglaterra y Portugal haciendo un postgrado y que luego volvieron a sus países a realizar investigación de alto impacto.
Los ganadores
Fabiola Osorio , 35 años, es ingeniera en biotecnología molecular de la Universidad de Chile. Tiene un doctorado en Inmunología y Patología Molecular por la University College London, de Inglaterra, y un post doctorado en el Inflammation Research Center, de Bélgica. Trabaja como investigadora y profesora del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Chile.
Su investigación consiste en comprender el papel del estrés celular como un regulador esencial de la respuesta inmune. “Se trata de entender cuáles son los mecanismos fundamentales que permiten que las células de nuestro organismo se mantengan sanas. Si sabemos cómo mantienen el equilibrio, en el fondo, vamos a descubrir nuevas alternativas terapéuticas para tratar pacientes con cáncer o entender mejor los procesos infecciosos”, dice Fabiola.
Y lo ilustra de este modo: “Cuando existe una infección, las células se alertan y emiten señales de daño, como la falta de oxígeno o la falta de nutrientes, advirtiendo la presencia de un agresor. Lo que hacemos es entender cómo estas señales modifican y alertan a la respuesta inmune”.
Luis Larrondo , de 42 años, es bioquímico de la Universidad Católica. Cursó un doctorado en Ciencias Biológicas en esa misma casa de estudios y un post doctorado en el Dartmouth Medical School, de Estados Unidos. Trabaja como profesor en la Facultad de Ciencias Biológicas de la UC y es director del Núcleo Milenio de Biología Fúngica.
Su investigación busca descifrar molecularmente cómo los relojes biológicos, que nos permiten vivir en armonía con los ritmos de la naturaleza, como los ciclos del día y la noche, funcionan de forma precisa y robusta. En sus palabras: “Las alteraciones en estos relojes tienen serios impactos a nivel de salud, por ejemplo, problemas metabólicos y de bienestar general. La novedad es que crearemos relojes moleculares sintéticos, tratando de entender las ventajas evolutivas de los naturales, para dilucidar los parámetros críticos”.
Carlos Blondel , de 36 años, es bioquímico de la Universidad de Chile. Siguió un doctorado en Bioquímica en esa casa de estudios y después un post doctorado en la Harvard Medical School y en el Brigham and Women’s Hospital, ambos en Estados Unidos. Trabaja como académico en el Centro de Investigación Biomédica de la Universidad Autónoma.
Su investigación intenta comprender por qué ciertos microorganismos que están en el ambiente, y que en un comienzo resultan inofensivos, pueden llegar a ser patógenos para nosotros los humanos.
Y arroja un ejemplo: “En el caso de la bacteria vibrio parahaemolyticus , que vive en el mar, nuestra investigación apunta a que ha desarrollado armas para sobrevivir y defenderse de moléculas específicas de las amebas. Es así como, coincidentemente, estas mismas moléculas están presentes en nuestro intestino. Se podría decir que cuando consumimos alimentos con alta presencia de estos organismos, como podría ocurrir al ingerir choritos crudos, la bacteria se confunde y ataca células de nuestro intestino pensando que son amebas”.
Qué harán con el premio
A todos los científicos ganadores les avisaron a fines de marzo, por correo electrónico, que habían obtenido el financiamiento. Hasta este martes 9 de mayo tenían reserva para compartir la buena noticia. Cuentan que 250.000 dólares, de los 650.000 en total, los recibirán durante septiembre. Y al término de los primeros cuatro años tienen que hacer un informe financiero y académico, detallando en qué gastaron los fondos y qué investigaron, para que sólo así les liberen la plata restante, que se parcelará en cuatro tandas de 100.000 dólares.
Los tres chilenos dicen que los fondos serán administrados por sus respectivas universidades. Fabiola Osorio comparte que planea comprar equipos e insumos de análisis celular y contratar investigadores postdoctorales. Luis Larrondo dice que, al ser de libre disposición, podrá costear el pago de un postdoctorado beneficioso para su investigación y también la compra de equipos. Carlos Blondel adelanta que también piensa usarlos para adquirir equipamiento y además pagar el sueldo del personal.
La página del Servicio de Impuestos Internos, por cierto, afirma que los 650.000 dólares no sufren recorte, pues tienen como fin el “adelanto de la ciencia” en el país.