Hoy nuestra Facultad vivió un momento que quedará escrito en su historia. El profesor Jorge Valenzuela Pedevila fue distinguido como Profesor Emérito de la Universidad de Chile, distinción que se concede a los académicos de la más alta jerarquía que hayan cesado en sus funciones y sean dignos de este reconocimiento por sus méritos y contribución al saber superior.
En una solemne ceremonia, presidida por el Rector de la Universidad, Dr. Ennio Vivaldi, acompañado del Decano, Prof. Arturo Squella, la Universidad reconoció los más de 60 años de trayectoria académica de un profesor que ha formado generaciones, que se destaca por su conocimiento de la historia de la química y especialmente, por su gran calidad humana. Con esta distinción se le reconoce como uno de los intelectuales más importantes de la Corporación.
La ceremonia contó con la presencia el ex Rector de la Universidad de Chile, Prof. Luis Riveros.
El Profesor Valenzuela, es de profesión Profesor de Biología y Química, Doctorado en la Universidad de Texas, y Postdoctorado en el Max-Planck Institut de Heidelberg, Alemania.
Desarrollada hoy en el aula magna de la Facultad, el reconocimiento contó con la destacada y masiva presencia de familiares, de las más altas autoridades de la Facultad, académicos, estudiantes y funcionarios.
En sus palabras al homenajeado, el Rector Vivaldi dijo que “estamos premiando a una persona que tomó la historia para regalársela a la gente que la ignora. Estamos distinguiendo a una persona comprometida con la historia pero además de eso estamos reivindicando el conjunto de sucesos que fueron construyendo la historia que tenemos como Universidad”.
Decano Squella: “Un hombre de muchos talentos, de mucha sabiduría y gran riqueza humana”
La máxima autoridad de la Facultad hizo una reseña de la pasión del profesor Valenzuela por la ciencia y especialmente la química, destacando de qué forma también su gran humanidad lo llevó a cambiar su gusto por la entomología “dada la pena que le causaba matar insectos con cianuro”. “Ciertamente”, dijo el Decano, “quienes conocemos a Jorge podemos dar crédito que por su gran humanidad no podría hacerle daño ni a una sola molécula”, destacó.
Del mismo modo, reseñó los hitos de su brillante carrera académica que comenzó el año 1952 y que tuvo un salto importante el año 1968, cuando viajó a la Universidad de Texas en Austin para estudiar su doctorado en química, siendo uno de los académicos pioneros en tener un grado académico de esa envergadura en esa época.
El profesor Squella se refirió también a las facultades de la Universidad que han marcado su vida, como la Facultad de Ciencias a donde llegó luego de su doctorado; la realización de su postdoctorado en el Ma-Planck Institute; y su incorporación en el año 1974 como Profesor Titular de la Universidad de Chile.
En relación a su actividad de investigación, la autoridad universitaria dijo: “sin duda que el profesor Valenzuela puede ser considerado como el padre de la Espectroscopía de resonancia paramagnética electrónica (EPR) en el país, técnica que revolucionó el mundo de los radicales libres en su época”, entre otros aspectos.
En nuestra Facultad, el Decano Squella valoró su desempeño como docente de pregrado y posgrado “por la calidad de temas señalados y por las numerosas tesis de pre y posgrado que dirigió, las que además de realizarlas con rigor intelectual dejó una huella en los estudiantes y tesistas.
Entre sus distinciones destacó la de Mejor Docente del programa de Bachillerato el 2003 y el Premio Nacional de Innovación en Educación Científica otorgado por la Fundación Ciencia Joven.
Asimismo, recalcó la importante influencia del profesor Valenzuela en la Facultad al haber desempeñado diversos cargos administrativos, entre los cuales está la de haber sido Director de Departamento, tanto en la Facultad de Ciencias como en la nuestra; vicedecano y decano subrogante en Ciencias Químicas.
En sus aspectos más personales, el Decano Squella hizo mención a su pasión por la historia y la política: “Dueño de un agudo sentido de análisis político que se enriquece con su incansable capacidad de diálogo. Jorge puede gastar horas hablando con un intelectual y luego horas discutiendo de tenis o de fútbol con los amigos. Hombre ameno, con una palabra cálida siempre dispuesta para hacer sentir bien a los que lo rodean”.
Finalizó diciendo “Jorge tus obras, tu humanidad y tu sabiduría te distinguen como un gran intelectual de la Universidad de Chile”.
Prof. Jorge Valenzuela: “Me siento profundamente honrado y muy agradecido”
El Prof. Valenzuela recordó en su discurso pasajes importantes de su vida, mencionando entre algunos de cómo logró sentirse integrado al Liceo Lastarria luego de que le preguntaran si era deportista. “Yo dije que era velocista. Por este motivo me pidieron que defendiera al Liceo en el campeonato interescolar. Fui vice campeón escolar de salto largo y tercero en 80 metros planos, terminando feliz mis estudios”, recordó.
Mencionó también sus múltiples lecturas y aficiones distintas, tanto científicas como humanistas, haciendo mención a que su rechazo a matar insectos como lo había mencionado el Decano, lo llevó a la Química.
Del mismo modo, contó su experiencia como actor de teatro en el Instituto Pedagógico, gusto del cual se retiró para seguir en la química.
“Me apasioné por el ajedrez, llegué a ser campeón del Instituto Pedagógico, lo que lo llevó a representar a la Universidad de Chile en un torneo internacional”, contó el profesor Valenzuela, agregando que luego lo dejó al asumir que “no tenía las condiciones suficientes para llegar a ser un jugador de nivel internacional”.
El profesor Valenzuela dijo sobre sus pasajes de vida: “Con estos ejemplos quiero transmitir que cuando se tienen tantos intereses hay que experimentarlos o vivirlos hasta que el equilibrio o cierta madurez indiquen lo correcto”.
En relación a sus vivencias con académicos de renombre internacional, valoró su cercanía con el Dr. Allen Bard, el más importante electroquímico en el mundo, candidata a Premio Nobel de Química por sus grandes descubrimientos.
Y como un hecho inolvidable contó de cómo se salvó de morir en un tiroteo el 1° de agosto de 1966 en la Universidad de Texas, cuando un francotirador mató a 17 personas y dejó a 32 heridos. Su demora por haberse quedado conversando con el Dr. Bard lo salvó de pasar a la hora que siempre lo hacía por el lugar donde fue el tiroteo.
Reviviendo otros hechos más, así como a profesores y alumnos, manifestó la siguiente pregunta: “¿Qué me deparará el futuro?: “No lo sé. El gran filósofo Schopenhauer dijo una vez ´¨porque el tiempo corre lento al comenzar la jornada y vertiginoso al terminarla´. Esta es ahora la realidad. Trataré de enfrentarla de la mejor manera, con la misma energía, entereza y optimismo de siempre”.